NEVADA
Quizá
salga el sol mañana,
pero hoy todos los bancos
tienen nieve
y yo,
nunca fui bajo palio.
Me cansa pensar,
tengo sueño,
sueño y lasitud.
Es tanta mi levedad
que mi cuerpo me pesa
es un estorbo
y mis párpados anclas.
Volvieron las cigüeñas
a sus nidos en torres
pero sin techo.
Engañan las suposiciones,
nieva sobre las flores del almendro.
SÉ
Sé
que es despertarse con una losa encima
que no te deja ver y te
oprime el pecho,
sé que es arrastrar cada día
una carga de
kilos de impotencia,
sé que es pasar un día y otro y
otro,
pensando que va a ser imposible subsistir.
Lo
sé, y por eso te digo que todo se sucede
que llega un día en que
te das cuenta
que esa losa es solamente un velo
y con un ligero
movimiento consigues
apartarlo de tus ojos.
Y
también sé que entonces,
tu tierra es más húmeda y
fecunda,
que todo está en el sitio exacto,
y que hay un cielo
más arriba de la niebla.
Lucha
por él y tira la llave de la espina
al pinar donde nunca regresa
lo perdido.
AHORA
Ahora que mis pilares ya no tiemblan
por seísmos incontrolados,
que asumo mi realidad frágil
y mi corta distancia con el infinito.
Ahora que me pongo en el lugar del otro
lo comprendo
y relativizo la intensidad de la luz,
ahora,
escucho sonidos imperceptibles,
mi yo que olvidé tantas veces,
y siento que la eternidad
es balancearse suavemente
respirando con hondura.
Vaciada de inquietudes
de pensamientos encadenados
de sentimientos que pinchan,
de pasiones que golpean;
liberada de mi insignificante espacio,
tan lleno,
que me hunde sin profundidad.
PARA VIVIR
No puedo permitirme penumbras que me abriguen
ni el calor de la cama;
cada día
plegaré las cortinas para que entre el sol.
Llenaré con proyectos los silencios,
dispersaré emociones obsesivas,
ampliaré mi horizonte hasta quedar pequeña,
tanto,
que deje de pesarme, lo que cargo en mi espalda.
Con mis flores
fingiré primaveras en invierno,
y así
pasará inadvertida la tragedia en la acera
de tantos árboles podados.
AMNISTÍA
Pactaré una amnistía con el vértigo
que hace un precipicio de mi estómago
e intenta intimidar a mi razón
porque yo sé
que viví días sin tregua,
y en el simulacro de la paz
el sol acaricia las tardes amarillas
***
DECEPCIÓN.
No
pensé que quedara varado
mi mensaje de auxilio
dentro de una
botella,
en un pantano donde la sequía
seca y cuartea el
fondo.
Perpleja, desnuda de inocencia,
siento pena de mí.
Me
ruborizo.
Sin destino se queda mi certeza
en medio de la
nada.
Huele a ciénaga el aire que respiro.
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