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Rosa Carrillo González


A FEDERICO GARCÍA LORCA


¿Qué diría Federico

si despertase de su sueño?

¿Que estamos locos?

Quizás se alegrase.

Vería esta Andalucía

autónoma y remozada.

Vería a los políticos,

igual que cuando se fue.

Con rabia, ira, coraje,

y alguna que otra espantada,

con ese garbo andaluz,

que sólo tiene Andalucía...

la llana.

Él, que sin llevarlas

en su vientre,

parió a la zapatera,

a Yerma...

¡a la mismísima

Bernarda Alba!

Amigo de sus amigos,

de su tierra, de su gente.

Amigos...

si Federico volviese,

volvería la poesía,

la tertulia.

¿Quizás seguiría soñando

con la libertad ansiada?

Sin reproches, sin rencores,

Con la igualdad de su gente.

Y el derecho...

a la palabra.

Pero. No soñemos.

Dejémosle descansar,

bajo la piedra,

en la tierra.

Allí... en la nada


***


TARDE DE INVIERNO EN EL MAR


Mis huesos están calados,

fría tarde de invierno.

Aquí sentada en la arena,

noto mi cuerpo temblar.

Empieza a oscurecer

¡Que maravilla!

¡Que inmensidad!

Jamás ninguna hermosura,

lo ha podido igualar.

El mar, la mar.

¡Que más da!

Siempre es igual,

mientras yo noto su frío,

veo sus olas jugar,

me guiña un ojo, me dice:

¿No te quieres adentrar?

Vibro de pies a cabeza

empieza a nevar.

Es... como cuando,

el amor te atrapa...

y no lo quieres soltar.

Invierno hermoso,

tarde de invierno

en el mar.


***


A MI MADRE


Madre: te escribo esta carta aunque sé que ya no estás.

No creas que estoy delirando, es que tengo algo que contar.

Que dura es la vida, tú te marchaste hace un año, y poco más.

Te fuiste... sin avisar, no pudiste soportar que un infarto,

te arrebatase a tu hijo ¿Me equivoco? Madre no quiero,

ponerte triste. La vida es así, tal como viene, se va.

¿Recuerdas los sueños que de niña yo tenía?

¡Madre aquí están! Al fin lo he logrado

he conseguido volar, al fin tengo mis alas,

alas de libertad,y he volado alto.

Parecía una gaviota volando y posándome en el mar.

¿Sabes a quien he visto en mis vuelos? A los gigantes

que hace poco se reían y me miraban al pasar,

que entre dientes murmuraban: "Mírala

está rondando los cincuenta, ¡qué orgullosa está!"

Madre, no eran gigantes, ¡eran muñecos

de cartón y de cristal! Al rozarlos con mis alas

se han caído de su pedestal.

Me hubiese gustado tenerte conmigo,

se que desde donde estés te alegrarás.

A veces me siento en tu mecedora,

parece que te veo caminar, caminas muy despacio

¡Ay, esa artrosis no te deja en paz!

Son las doce de la noche, estoy cansada,

me voy a acostar, sobre la mesa dejo mi carta,

también te dejo la bata, si tienes frío póntela.

¡Ah¡ ¡Y las gafas!, de noche tu visión no es igual.

Hasta otro día. Te dejo madre.

Descansa en paz.


***


MOMENTO


Cuando tus labios me besan,

me corre por todo el cuerpo.

Un fuego que se dispara,

cuando me dices... Te quiero.

Si tú me quitas la ropa,

yo te quito lo que quiero.

Hay un sublime momento

que choca

contra mi cuerpo.


***


TUS OJOS


Siento tus ojos en mí

ardientes, como el acero,

su filo, corta mi sangre,

su brillo, sigue mi juego.

¿A qué jugamos, tú y yo

cuando unimos nuestros cuerpos?

Somos como dos chiquillos.

Traviesos, sencillamente traviesos.


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