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Milagros Morales García


NEVADA

Quizá

salga el sol mañana,

pero hoy todos los bancos

tienen nieve

y yo,

nunca fui bajo palio.

Me cansa pensar,

tengo sueño,

sueño y lasitud.

Es tanta mi levedad

que mi cuerpo me pesa

es un estorbo

y mis párpados anclas.

Volvieron las cigüeñas

a sus nidos en torres

pero sin techo.

Engañan las suposiciones,

nieva sobre las flores del almendro.

***

Sé que es despertarse con una losa encima
que no te deja ver y te oprime el pecho,
sé que es arrastrar cada día
una carga de kilos de impotencia,
sé que es pasar un día y otro y otro,
pensando que va a ser imposible subsistir.

Lo sé, y por eso te digo que todo se sucede
que llega un día en que te das cuenta
que esa losa es solamente un velo
y con un ligero movimiento consigues
apartarlo de tus ojos.

Y también sé que entonces,
tu tierra es más húmeda y fecunda,
que todo está en el sitio exacto,
y que hay un cielo más arriba de la niebla.

Lucha por él y tira la llave de la espina
al pinar donde nunca regresa lo perdido.

***

AHORA

Ahora que mis pilares ya no tiemblan

por seísmos incontrolados,

que asumo mi realidad frágil

y mi corta distancia con el infinito.

Ahora que me pongo en el lugar del otro

lo comprendo

y relativizo la intensidad de la luz,

ahora,

escucho sonidos imperceptibles,

mi yo que olvidé tantas veces,

y siento que la eternidad

es balancearse suavemente

respirando con hondura.

Vaciada de inquietudes

de pensamientos encadenados

de sentimientos que pinchan,

de pasiones que golpean;

liberada de mi insignificante espacio,

tan lleno,

que me hunde sin profundidad.


***


PARA VIVIR

No puedo permitirme penumbras que me abriguen

ni el calor de la cama;

cada día

plegaré las cortinas para que entre el sol.

Llenaré con proyectos los silencios,

dispersaré emociones obsesivas,

ampliaré mi horizonte hasta quedar pequeña,

tanto,

que deje de pesarme, lo que cargo en mi espalda.

Con mis flores

fingiré primaveras en invierno,

y así

pasará inadvertida la tragedia en la acera

de tantos árboles podados.

***

AMNISTÍA

Pactaré una amnistía con el vértigo

que hace un precipicio de mi estómago

e intenta intimidar a mi razón

porque yo sé

que viví días sin tregua,

y en el simulacro de la paz

el sol acaricia las tardes amarillas

***

DECEPCIÓN.

No pensé que quedara varado
mi mensaje de auxilio
dentro de una botella,
en un pantano donde la sequía
seca y cuartea el fondo.
Perpleja, desnuda de inocencia,
siento pena de mí.
Me ruborizo.
Sin destino se queda mi certeza
en medio de la nada.
Huele a ciénaga el aire que respiro.



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