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Pilar Morte Martínez


DOS LADOS DE LA BALANZA

Hoy uso la balanza.

En un plato coloco: la savia de la infancia

cuando aún no había dado la espalda (todavía miraba de frente)

ni empezado a morderme las uñas,

el hallazgo de las raíces y el camino sinuoso de las metas,

el dulce engendro de mi vientre

y la vida sellada en las vísceras.

En el otro plato

la sal de las lágrimas que queman,

las cicatrices

que envolvió la derrota,

lo que erró el desamor al cabo de los días,

las culpas egoístas, la ilusión desgastada,

lo que perdura de la ira o de la espera truncada.

Me quiero engañar

e inclino la balanza en el lado del júbilo

poniendo pesas de sonrisas y frases inventadas,

la frágil esperanza de lo que queda.

No hace falta,

ese desequilibrio es solo la tristeza de lo no vivido, son los espejos que nos devuelven

el perdón de los muertos y el secreto oculto.

Es el recelo del dolor como final.

***

SUCEDIÓ

Con timidez tomó la invitación a aquel café caliente,

él que llevaba la gripe en sus poros,

y en los zapatos la suela

desgastada de su fortuna.

Le ofrecieron un dulce al mismo tiempo

y eligió el más barato.

Acostumbrado a la nada eso era

todo su calor hasta la fila del refugio.


***

VIVIR SIN POESÍA

No puedo pasar sin ti

sin el grosor de cada letra,

sin tintura en la piel

y el calor que corona mi garganta,

Me agrieta el silencio de mis manos frías

cuando rastrean bajo la nieve

con la desnudez del miedo.

Dime que volverás aunque el camino

se recubra de espino y llague las pisadas del regreso.

Me acostumbré a tu aroma de espliego,

a esa cumbre que izaba el corazón

al musgo que escondía su secreto.

Puedes viajar y urdir de soledad mi pensamiento

si retornas con música de viola afinada

y el cortejo de los pájaros en compañía.

Cuando te vas la tierra se oscurece

cubriendo de negrura las solitarias calles,

los transeúntes perdidos

rotos los faros que sostienen la luz-

Sucumbo a tu presencia, a ese gesto

que eleva la grúa al infinito

y construye por fuera del espacio

donde sólo llega el alma que arde,

el corazón que guarda las ventanas

por donde asoma cada gota de sangre vivida,

las casas hechas de pasado,

las camas olvidadas

y ese licor de miel que degustamos juntas.



***

SI VOLVIERA

Si volviera a nacer elegiría la espera de tu abrazo,

aunque la vida te cruzase por delante las manos de lado a lado

para no llegar a tu pecho.

Si te viera de nuevo crecer te mediría palmo a palmo

orgullosa de que mis dedos no lograsen alcanzarte.

Si te viera alejarte para siempre guardaría mi afecto revestido en narcisos

por si un día volviese la raíz extraviada.

Si tuviera que guardar la palabra para no herir la tuya

se helaría mi lengua como una estalactita.

Si tuviera que morir de tristeza, moriría porque fueras feliz para siempre.


***

UN INSTANTE DE LUZ

La luz… esa luz,

el rayo que penetra en soledad

convirtiendo pavesas en chispazo de leños,

ese corazón que se extiende

para regarnos la garganta que guarda la palabra,

ese cerebro que habla

para poner pasión encima de los dogmas.

La luz…esa luz,

cómo viene en mil velas encendidas

para enseñarnos la recta feliz,

cómo se adentra por los ojos para alumbrar el vientre,

cómo hace ese segundo eterno y huye

dejando los sentidos huérfanos,

y un paquete de estrellas desvalidas en tierra.

La luz se va y buscamos a oscuras,

abriendo bruscamente la puerta por si ha quedado un punto,

la luz, ese apoyo al andar,

un andamiaje de ilusión, instante de eternidad,

sólo eso para la ceguera.



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